En realidad de la boda no tenemos tantas fotos, no queríamoss robar mucho protagonismo a los novios aunque fue inevitable. Como los chicos saben comportarse no le hicieron ascos al menú y comieron langostinos, dorada, cortaron sabores con el sorbete y saltándose el solomillo se jalaron nuestros postres.
En Oviedo durante el remate final de San Mateo finalizaron completaron la última etapa de primeros encuantros conociendo a bisaluelos y monos y reencontrando a los abuelos babeantes.
El viaje en Talgo fue animado, cambiando los confortables asientos por el más incómodo pero más liberado espacio intervagones.
En la vieja habitación de su padre durmieron desparramados, y alguno rodó al suelo más de una vez.
Tuvieron su bautismo de fuego comiendo en la Caleyina (con y según reza en el cartel de fuera), a decir verdad durmiendo mientras comían sus padres pero viene a ser lo mismo.
Como cabezotas que son siguieron la senda del salmón en el Campillín.
Disfrutaron de San Mateo con el aperitivo más adecuado a su edad, si bien ambicionaban placeres más adultos.
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